La arquitectura no puede depender exclusivamente de un modismo pasajero

A lo largo de la historia, la moda y la arquitectura han tenido un fuerte vínculo. Desde los tiempos de barroco, en el que las mujeres lucían trajes de diseños adamascados que adornaban también las iglesias hasta los depurados años 20, así como cuando la Staatliches Bahaus propuso modelos desprovistos de ornamentos, líneas puras y formas geométricas simples con colores básicos, podemos identificar los atuendos de una época con el diseño de edificios contemporáneos.

De hecho tenemos ejemplos de arquitectos que pasaron al mundo de la moda, como son Gianni Versace o Gianfranco Ferre, que consideraban que “diseñar un vestido, un mueble, una casa o ciudad eran el mismo proceso”.

Sin embargo, no fue hasta 1981 cuando los diseños de la marca japonesa Comme de Garçon hicieron notar la influencia arquitectónica con prendas y cortes asimétricos basados en la deconstrucción de la obra de Peter Eisenman.

Actualmente con la crisis económica, según Valkenier, la arquitectura refleja edificios menos costosos que estarán de pie poco tiempo lo que se asemeja aun más al diseño de la moda, demostrando así que un edifico no puede depender exclusivamente de un modismo pasajero.