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Hacia ciudades y comunidades sostenibles: la Nueva Agenda Urbana en España El urbanismo sostenible es la nueva fuerza transformadora para el desarrollo, y como tal ha sido reconocida en las principales agendas globales, incluyendo todas ellas, un rol específico para las ciudades y las comunidades urbanas. Con casi el 54% de la población mundial viviendo en zonas urbanas, esta masa crítica tiene un enorme potencial de cambio transformador que afecta, también, a las zonas rurales.

En otro interesante encuentro en COAM con la impagable participación de ONU-Habitat y otros organismos, retransmitido por ST-TV, el canal de TV online de ST Sociedad de Tasación, afirmaba Carmen Sánchez Miranda, de la oficina de ONU- Habitat España, el reconocimiento global de esa importancia del urbanismo sostenible como fuerza transformadora de la sociedad, ha tenido reflejo en ONU, en la Agenda 20/30 como el Objetivo de desarrollo Sostenible número 11.

En otro interesante encuentro en COAM con la impagable participación de ONU-Habitat y otros organismos, retransmitido por ST-TV, el canal de TV online de ST Sociedad de Tasación, afirmaba Carmen Sánchez Miranda, de la oficina de ONU- Habitat España, el reconocimiento global de esa importancia del urbanismo sostenible como fuerza transformadora de la sociedad, ha tenido reflejo en ONU, en la Agenda 20/30 como el Objetivo de desarrollo Sostenible número 11.

 La “relajada” agenda urbana

Llama la atención que, a día de hoy,  más de la mitad de la población mundial vive en ciudades. En España, ese dato es todavía más extremo: debido a la rápida despoblación de las zonas rurales, la población en centros urbanos –ciudades y pueblos- supone ya un 80% de la población. En este contexto, es fácil suponer que las iniciativas sobre desarrollo urbano (movilidad, ecología, vivienda) tienen un impacto decisivo en asuntos como salud, empleo o igualdad.

Esa capacidad transformadora del urbanismo es patente en todo el mundo, a pesar de la existencia de ciertas alertas: crecimientos incontrolados, la exclusión y la segregación espacial. Hoy viven 1.600 millones de personas en viviendas inadecuadas, de los cuales, 1.000 millones no tienen muchos de los equipamientos y servicios básicos.

Desde la administración central (ministerios de Política Territorial y Fomento), se está trabajando en la aplicación de la Agenda Urbana Española, de abajo a arriba, para desarrollar un Desarrollo Urbanístico más sostenible, basado en el objetivo de Desarrollo Sostenible nº 11 de la Agenda 20/30. 

En el diagnóstico de la realidad España, encontramos factores como la despoblación de zonas rurales, envejecimiento, urbanización de las personas y el cambio climático. Los objetivos que se persiguen, en forma de Decálogo, son: 

1. Ordenación racional del territorio. 

2. Evitar la dispersión

3. Luchar contra el cambio climático

4. Gestión sostenible recursos: economía circular 

5. Favorecer la proximidad y la movilidad responsable

6. Cohesión social y mayor equidad

7. Impulso para favorecer economía urbana

8. Garantizar acceso vivienda

9. Liberar y fomentar la innovación digital

10. Mejorar instrumentos de intervención y gobernanza

Si hay voluntad, hay acuerdos 

En demasiadas ocasiones, la burocracia y los intereses políticos enfrentados impiden el avance en la dirección comúnmente aceptada como correcta. Pero la experiencia nos dice que si existe verdadera voluntad política, los acuerdos terminan llegando. Como ejemplo, entre 2015 y 2016 se firmaron, sin aparente dificultad una serie de acuerdos que resultaron decisivos, como fueron los Acuerdos de Sendai (cómo reaccionar ante los desastres naturales), Addis Abeba (para la financiación del Desarrollo Sostenible), o París (medidas para la reducción de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero).

En una muy interesante reflexión, Joan Clos, cuyo historial profesional merecería un artículo aparte , nos decía no hay que tomar la Agenda 20/30 como un fin en sí mismo que enarbolar cuando lleguemos a la meta numérica, sino como un instrumento para desarrollar políticas que ayuden a conseguir logros dentro del “espíritu” al que nos inspira la agenda. Y será un logro en tanto se usen esos objetivos para hacer políticas efectivas de cambio. A diferencia de otras especies, las abejas, por ejemplo, que construyen su hábitat por puro instinto, el hombre es animal político y hacemos nuestros hábitats por negociación.

Retos y oportunidades

Parece haber un acuerdo general en que los grandes retos de nuestro tiempo vienen marcados en gran medida por los movimientos migratorios, que nos plantean desafíos como la (des)igualdad, la integración y las nuevas políticas demográficas en sentido amplio, así como la sostenibilidad medioambiental.

Los planes que abordan estos dos problemas, desde la perspectiva de ciudad, como el Plan MadRe (Madrid Recupera), son intentos locales por afrontar estos retos: se Identifican las zonas más problemáticas para aumentar, en esas zonas, las dotaciones e inversiones.

También, el colectivo de arquitectos puede apoyar a la resolución de estos retos. Desde una posición humilde, tratando de entender lo que está pasando, pero reconociendo, al mismo tiempo, que en la mitad del mundo que nos ha tocado en suerte vivir, hay un entramado legislativo y de usos, digamos legales, que nos favorece. 

Cada vez más, el urbanismo pasa de ser algo técnico, a ser algo que incide directamente en la vida de las personas. Es duro, pero habrá que empezar a asumir que en las ciudades siempre habrá diferencias, fronteras socioeconómicas, y que nadie tiene la varita mágica para conseguir una sociedad absolutamente igualitaria y uniforme. Pero el acceso a los servicios, a los equipamientos, esos sí deben ser iguales para todos los vecinos, los de los barrios más humildes y los más afortunados.  Este es el concepto de equipamiento y bien público: lo mejor, al alcance de todos. 

Se pone de manifiesto, cada vez con mayor claridad, que se necesita una estrategia específica con relación a las ciudades, porque son el verdadero interlocutor de los problemas que surgen. La rentabilidad social, el retorno en calidad de vida para los ciudadanos, pero también la oportunidad empresarial, todo debe mezclarse en las políticas que aborden las ciudades del futuro. Por supuesto, sin olvidar la máxima atención a los espacios públicos, y no sólo desde la seguridad, sino de la inclusión de los más desfavorecidos, que son los que menos herramientas –y voz- tienen para reclamarlos. 

Esto afecta no sólo a las grandes ciudades, aunque es cierto que es más fácil abordar estos retos desde éstas; las ciudades de tipo medio deben, no obstante, buscar las soluciones de forma imaginativa: es cierto que les falta masa crítica, pero a través de confederaciones e instituciones, deberían trabajar juntas en un proyecto creativo de ciudad. No olvidemos que la sostenibilidad es un concepto de desarrollo económico antes que ambiental. En una ciudad sostenible, debe conjugarse la oferta de vivienda protegida, con la creación de puestos de trabajo, espacios para negocio y casas que se paguen por la gente que pueda pagar, crear riqueza y que de ésta se aprovechen los más desfavorecidos. Podemos cambiar la ciudad, pero necesitamos que sea viable económicamente.

Las ciudades se están convirtiendo en el centro de la productividad mundial, como nunca antes había sucedido. ¿Acaso la gente se ha vuelto loca y viene a vivir a las ciudades, sin incentivos, para sufrir? Evidentemente no, y no se puede vincular el control de los precios de la vivienda  a que la gente se quede o se vaya. La ciudad es centro de conocimiento, de producción y entretenimiento. Y a medida que mejoras una ciudad y la haces más agradable y atractiva, más gente querrá vivir en ella. Esto no puede arreglarse limitando por decreto el precio de los alquileres, es un asunto sumamente complejo y lleno de contradicciones. Pero el reto está ahí: conseguir que la vivienda sea accesible, y la ciudad, atractiva.

No es nada fácil, amigos.

i Fue alcalde de Barcelona desde septiembre de 1997 hasta septiembre de 2006. Desde 2006 hasta 2008 fue Ministro de Industria, Comercio y Turismo de España. Posteriormente fue Embajador de España en Turquía y Azerbaiyán. De octubre de 2010 a enero de 2018 Director Ejecutivo del Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-HABITAT)

 


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