El segundo puente de Cádiz

La ciudad de Cádiz se asienta en una isla alargada entre la Bahía del mismo nombre y el Océano Atlántico, y su conexión con la península ha sido históricamente una estrecha lengua de tierra, de apenas 200 metros de anchura y casi 3 Kilómetros de longitud, que la unía con San Fernando. En esa histórica lengua de tierra, conocida como “Venta el Chato”, se redactó la primera Constitución Española, también llamada “La Pepa”, en el año 1812.

No es hasta 1969 que se dota a Cádiz de una segunda vía terrestre de entrada, cuando se inaugura el Puente José León de Carranza sobre la Bahía. Este puente uniría Puerto Real con el extremo sur de Cádiz, en el punto en que se encuentra el Baluarte de la Cortadura, principal sistema defensivo de la ciudad en el pasado.

En aquella época, el puente y el centro de Cádiz están separados por varios kilómetros de playa prácticamente sin edificar, pero apenas un par de años más tarde, el puente resulta ya insuficiente y, en 1971, se habla por primera vez de construir un nuevo acceso a Cádiz para soportar los casi 15.000 coches que lo colapsan a diario, especialmente en temporada estival.

Desde entonces la historia de la dotación del nuevo acceso ha sido compleja. Desde el primer proyecto de 1972, hasta la posibilidad de ejecutar un túnel bajo la bahía en lugar de un puente sobre ésta, el proyecto ha experimentado numerosos altibajos e incluso en algún momento ha parecido que no iba poder llevarse a cabo. Sin embargo, no sólo el nuevo acceso continuó finalmente hacia adelante, sino que si atendemos a las palabras que la alcaldesa, Teófila Martínez, pronunció en abril de este año, el 2º puente de Cádiz estará terminado a finales de 2013. Y de ser así, no podría haberse realizado finalmente sin una firme apuesta por parte del Gobierno, con una fuerte inversión en los Presupuestos Generales del Estado, y el invalorable impulso del gobierno municipal de Cádiz.

El proyecto lo realiza el ingeniero Javier Manterola, y consiste en 5 kilómetros de autovía que unen otra autovía, la de Sevilla-Cádiz, por la Barriada Río San Pedro de Puerto Real, con el mismo centro de Cádiz. De esos 5 kilómetros, 3,16 los constituyen el que será llamado Puente de la Constitución de 1812 o “Puente de La Pepa”.

Se trata de una obra de ingeniería singular por sus características y dimensiones. En primer lugar, entre dos tramos de tablero de hormigón se sitúa el puente atirantado, que será récord en España, con 540 metros de luz libre entre apoyos y vanos de compensación, de 200 y 120 metros respectivamente. Las pilas son de 185 metros y el puente cuenta con 176 cables de atirantamiento, 22 en cada pila. Los encepados de las pilas son gigantescos: la llamada Pila 13, por ejemplo, tiene 13.000 m3 de hormigón, apoyados en 56 pilotes de 2 metros de diámetro y que se hunden hasta los 40 metros de profundidad en el fondo de la bahía.

Se han tenido que utilizar innovadores procedimientos constructivos y han colaborado en ellos números técnicos, ingenieros y geólogos. El puente tiene dos carriles por sentido de la marcha y dos vías para el tranvía. Incluso se especula aún sobre la posibilidad de que cuente con un carril bici. Será una alternativa de entrada de alta capacidad directa al centro de la ciudad, en lugar de al inicio de ésta, donde desembarca el Puente León de Carranza.

Si el Primer Puente supuso un fuerte avance en el desarrollo estructural y económico de la ciudad, es de esperar que el Puente de la Pepa, suponga un beneficio muy importante para una ciudad con limitados recursos. Una limitación motivada por su escasez de terreno hacia el que expandirse o que utilizar para aprovechar como motor económico.

La zona donde desembarca, de forma impresionante, el puente ya ha tenido un proceso de renovación de las edificaciones y reforma urbanística, habiéndose construido en las inmediaciones edificios residenciales de gran calidad y habiéndose instalado, con las correspondientes inversiones de gran cuantía, marcas comerciales de renombre nacional.

Esperemos que la inauguración de esa gran obra de ingeniería, de impresionante figura y belleza, que hemos visto construir, pila a pila, año tras año, cumpla las expectativas generadas durante décadas.